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martes, 30 de diciembre de 2014

COLUMNA: Lo mejor del cine en el 2014


Diciembre no solo es el mes de las fiestas, la familia, la comida en exceso, el recalentado eterno y el olor a ponche, ¡También es el mes de las listas!

En estos días vemos por aquí y por allá cómo todo mundo enlista los sucesos más relevantes del año que termina, los personajes que lo protagonizaron, las imágenes que más impactaron, las canciones que más se escucharon, las celebridades que más brillaron, y un larguísimo etcétera. Uno termina fastidiado, la verdad, pero aún así es casi irresistible visitar alguna que otra para echar un vistazo al pasado inmediato.

De todos los ejemplos que mencioné, ninguna categoría de listas es tan importante como la de películas… ¡NINGUNA, he dicho! Y de esas hay una infinidad por ahí, muchísimas (quiero decir “¡Chingos!”, pero no sé si se pueda). Todos y cada uno de los cinéfilos nos sentimos con la suficiente autoridad para decirle al mundo (bueno, a nuestros amiguitos de Facebook) cuáles fueron las mejores películas del año. Porque nuestra palabra es la ley, cómo no.

Yo comencé a hacer estos listados por allá del 2010 en mi blog personal, y al principio, me sentía el gran crítico, las películas que yo mencionaba ahí eran las mejores y punto. Inicié compartiendo un TOP 15, que luego amplié a 25 y terminé publicando hasta 30 títulos el año pasado. Y es que pronto me fui dando cuenta de que no soy ningún crítico (y ni ganas tenía de serlo), que ni siquiera me gustan todo tipo de películas y que mi opinión ha sido siempre muy personal y pocas veces objetiva. Así que me relajé un buen. Ya no la llamo TOP, ni “Lo mejor del año”, sino simplemente “Mis películas favoritas”.

Este año mi lista vuelve a incluir 25 títulos. Estupendas películas todas y cada una de ellas, que espero hayan visto (o puedan ver en algún momento), y de las cuales pensaba hablar un poquito en un principio, pero como no quiero jugar más al gran conocedor, además de que me extendería demasiado, las mencionaré y ya…. (Redoble de tambores):

(Especial) Prisoners (Dir. Denis Villeneuve)
25. The Hobbit: The Battle of the Five Armies (Dir. Peter Jackson)
24. Noé (Dir. Darren Aronofsky)
23. Clouds of Sils Maria (Dir. Olivier Assayas)
22. The Salt of the Earth (Dir. Juliano Ribeiro Salgado & Wim Wenders)
21. Is the man who is tall happy? (Dir. Michel Gondry)
20. Guardians of the Galaxy (Dir. James Gunn)
19. X-Men: Days of Future Past (Dir. Bryan Singer)
18. Dawn of the Planet of the Apes (Dir. Matt Reeves)
17. Los insólitos peces gato (Dir. Claudia Sainte-Luce)
16. Güeros (Dir. Alonso Ruiz Palacios)
15. The Lego Movie (Dir. Phil Lord & Christopher Miller)
14. White God (Dir. Kornél Mundruczó)
13. La Jaula de Oro (Dir. Diego Quemada-Díez)
12. The Wolf of Wall Street (Dir. Martin Scorsese)
11. Tom à la Ferme (Dir. Xavier Dolan)
10. Her (Dir. Spike Jonze)
9. Maps to the Stars (Dir. David Cronenberg)
8. Gone Girl (Dir. David Fincher)
7. Two Days, One Night (Dir. Jean-Pierre Dardenne & Luc Dardenne)
6. Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (Dir. Alejandro G. Iñárritu)
5. Nebraska (Dir. Alexander Payne)
4. Boyhood (Dir. Richard Linklater)
3. Whiplash (Dir. Damien Chazelle)
2. The Grand Budapest Hotel (Dir. Wes Anderson)
1. Interstellar (Dir. Christopher Nolan)

Aclaraciones: mi lista contiene películas del 2014 o estrenadas en México este año en circuitos comerciales, muestras y festivales. “Prisoners” es una película del 2013 estrenada en nuestro país ese mismo año como “Intriga” (¡Iugh!), pero que yo apenas vi a hace unos meses, por eso la puse como “especial”.

Y para finalizar, les comparto una lista con las películas que más me encontré en las listas de lo mejor del 2014 pero que yo no he visto, para no dejarlos nomás con mis recomendaciones y echarles ojo en cuanto podamos, ¿No?:

Under the Skin (Dir. Jonathan Glazer
Relatos Salvajes (Dir. Damián Szifrón)
Kis uykusu (Winter Sleep) (Dir. Nuri Bilge Ceylan)
Leviathan (Dir. Andrey Zvyagintsev)
Snowpiercer (Dir. Bong Joon-ho)
Mommy (Dir. Xavier Dolan)
Edge of Tomorrow (Dir. Doug Liman)
Only Lovers Left Alive (Dir. Jim Jarmusch)
Nightcrawler (Dir. Dan Gilroy)
Ida (Dir. Pawel Pawlikowski)
Mr. Turner (Dir. Mike Leigh)
The Wind Rises (Dir. Hayao Miyazaki)
Adieu au langage (Dir. Jean-Luc Godard)
Foxcatcher (Dir. Bennet Miller)
Wild (Dir. Jean Marc Vallé)
Workers (Dir. José Luis Valle)

¡Un muy exitoso y feliz 2015 para TODOS!

Columna para Guanajuato Informa

viernes, 19 de diciembre de 2014

COLUMNA: La próxima temporada de premios


Cuando la semana pasada se dio a conocer la lista de nominados a los premios Globos de Oro que anualmente entrega la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), comenzó oficialmente para muchos, principalmente para la mayor parte del público, la carrera hacia la llamada Temporada de Premios 2015, donde serán galardonadas las mejores películas del año que está por terminar. Carrera que, como bien sabemos, culminará el 22 de febrero en el Dolby Theatre de Los Ángeles con la entrega número 87 del prestigiado premio Oscar de la Academia (AMPAS).

A partir del Globo de Oro, un montón de premiaciones más nos ayudarán a calentar motores, medir las aguas y armar nuestras quinielas hacia ese cierre con broche de oro de los Oscar, el premio cinematográfico (y quizás en general) más reconocido por el público desde siempre. Y si bien es cierto que las ceremonias de entrega del Oscar en repetidas ocasiones de su historia reciente han resultado deslucidas, aburridas y un tanto castigadas por la audiencia (que los deja de sintonizar), nunca nos ha resultado indiferente. Se habla del Oscar desde muy temprano, es más, todo el tiempo y conforme las películas se van estrenando. Un anuncio importante, que llega mucho antes del de sus nominaciones, es el de su anfitrión; labor que esta vez recaerá en el carismático actor Neil Patrick Harris (quien tiene experiencia previa como host de los premios Emmy). La elección del conductor de la noche juega un importante papel sobre la recepción que tendrá la ceremonia. No olvidemos a una estupenda Ellen DeGeneres este año (cuya “selfie” con celebridades se volvió legendaria), un cuestionable Seth MacFarlane el año pasado (de quien se esperaba mucho más, hay que decirlo), un Billy Crystal ya con sabor a “recalentado” en 2012, y casos verdaderamente trágicos como el de Anne Hathaway y James Franco en 2011 (que nomás dieron pena).

En nuestro país, el interés del público por la entrega del Oscar incrementa, evidentemente, cuando hay mexicanos entre sus nominados. Algo que por fortuna ha pasado mucho en las ceremonias de los últimos años. Por ejemplo, su edición número 79, celebrada en 2007, fue histórica. En ella pudimos ver a Alejandro González Iñárritu compitiendo en las categorías más importantes con “Babel”, a Alfonso Cuarón con la grandiosa “Children of Men” y a Guillermo del Toro llevándose varias estatuillas con “El Laberinto del Fauno”, además de Adriana Barraza, compitiendo por el Oscar como Mejor Actriz de Reparto. Apenas este año, el rey de la noche fue Alfonso Cuarón con su premiadísima “Gravity”, donde él obtuvo el Oscar como Mejor Director y Emmanuel Lubezki el de Mejor Dirección de Fotografía (que le debían desde hace mucho). Este 2015 será el año de Iñárritu, con su estupenda “Birdman”, que parte como indiscutible favorita.

Los premios de Hollywood son hoy poco más que un mero espectáculo, muchas veces aburrido, que presenta un desfile de celebridades para el deleite de los espectadores y de los programas de farándula. A veces creo que están más al servicio de otra industria: la de la moda. Ya no representan mucho, sobre todo para una industria (la de Hollywood) donde lo que realmente manda es la taquilla. Este año, por ejemplo, las dos favoritas para esta temporada de premiaciones son “Boyhood” (Dir. Richard Linklater) y “Birdman” (Dir. Alejandro G. Iñárritu), ambas con números muy similares en taquilla, que juntas suman poco más de 44 mdd en Estados Unidos (contando hasta el viernes de la semana pasada). Haciendo una comparación injusta con la película que hoy lidera allá los ingresos en taquilla, “Guardianes de la Galaxia”, que ha reunido más de 332 mdd; ambas favoritas al Oscar apenas alcanzarían el 13% de los ingresos de esta película. Además hay que decirlo, la Academia muchas veces da sus premios mayores a películas que terminan en el olvido.

Es por eso que muchos otros productores, con películas pequeñas y alternativas, mantienen su vista principalmente en los premios que otorgan los festivales clase A (como Cannes o Berlín), o algunos festivales especializados. Aunque es cierto que a los “premios grandes” (por su repercusión mediática, digamos) como el Globo de Oro o el Oscar, varias de estas producciones se cuelan por ley entre sus nominados cada año. El principal proveedor de estas películas es el Festival de Sundance, que este año, por ejemplo, sacó a la luz esa joyita llamada “Whiplash” (Dir. Damien Chazelle).

Según me cuenta mi buen amigo Gustavo Ambrosio, periodista y guionista (crítico en CorreCamara.com.mx y GasTV.mx), un entusiasta de la Temporada de Premios, el Globo de Oro es por muchos considerada la antesala del Oscar, aunque este título en realidad le corresponde a los Critic’s Choice Awards (que también acaba de sacar su lista de nominados, donde “Birdman” está a la cabeza con 13 nominaciones, seguida por “The Grand Budapest Hotel” con 11) y a los Screen Actors Guild Awards (que también publicó sus nominaciones en días recientes), este último en especial para el caso de Mejor Película en el Oscar, pues el premio que ellos otorgan al Mejor Reparto se refleja directamente en las votaciones de la Academia, la cual está principalmente conformada por actores y actrices.

Me dice también que este año podría significar el primer Oscar para la maravillosa actriz Julianne Moore, quien ya ha sido nominada en 4 ocasiones anteriores y esta vez prácticamente estará dentro con una nominación más por “Still Alice” (ya nominada en los SAG y en los Golden Globes). Además, veremos seguramente la primera nominación al Oscar para Jennifer Aniston por su trabajo en “Cake”. Destaca igualmente lo reñida que estará la batalla por el Oscar como Mejor Actor y Mejor Actor de Reparto, con nombres como Benedict Cumberbatch por “The Imitation Game”, Michael Keaton, por “Birdman” (el favorito por muchos), Eddie Redmayne por “The Theory of Everything”, Jake Gyllenhaal por “Nightcrawler”, J.K. Simmons por “Whiplash”, Edward Norton por “Birdman”, Mark Ruffalo por “Foxcatcher” y Ethan Hawke por “Boyhood”. Todos nominados tanto al SAG como en Golden Globe.

Por último, recomienda estar al pendiente de estas premiaciones para conocer mejor las tendencias al Oscar (SAG Awards, Golden Globes, Critic’s Choice Awards) además de las posteriores entregas de los Sindicatos (Directores, Escritores y Productores), los de los críticos de Los Ángeles y Nueva York y el BAFTA.

Apenas estamos comenzando este recorrido. Un camino repleto de estatuillas, de celebridades, de anécdotas que se vuelven leyenda en la cultura pop y de alfombras rojas llenas de glamour y de lo más representativo de la industria con mayor poder en el mundo del cine. ¿Emocionados? Yo sí, como siempre, y por acá estaré de vuelta muy pronto con más comentarios al respecto.

Columna para Guanajuato Informa

viernes, 12 de diciembre de 2014

COLUMNA: El cine que viene


Cinéfilos de todo el mundo, guarden bien el aguinaldo, ahorren lo más que puedan desde hoy y pidan de regalo en estas fiestas: membresías, cortesías, tarjetas de prepago, cupones y todas las promociones para el cine que puedan, porque el 2015 será un año de verdadero deleite para todos nosotros. Es más, deberíamos mudarnos a nuestra sala de cine más cercana desde ahora.

Luego de un “flojo” 2014, que aunque nos trajo varias buenas películas (las cuales revisaremos pronto en este espacio), no presentó grandes estrenos de parte de muchos estudios (los cuales guardaron sus cartas fuertes esta vez) dando como resultado una taquilla muy regular, incluso baja en comparación con el año pasado; este 2015 nos depara estrenos ENORMES de todas las compañías productoras, de todos los géneros y para todos los gustos.

Esperando que la economía no se venga taaan abajo como parece que lo hará, y con la esperanza de tener en el bolsillo lo suficiente para la entrada de cine, echemos pues un breve vistazo al festín que se avecina:

En el terreno de la animación, tan gustada por todos los públicos y que en 2013 colocó cuatro títulos en el Top 10 de taquilla (algunos, como “Frozen”, incluso se volvieron clásicos instantáneos), este año no encontraron tan buena recepción a pesar de la aparición de joyas como “The LEGO movie”, “How to train your dragon 2” o “Big Hero 6”.

Pero en 2015, al parecer, la historia será distinta… Después de no haber presentado una sola película en 2014, el estudio de animación más querido por todos, PIXAR, estrenará dos cintas el próximo año, y lo mejor es que esta vez no serán secuelas ni precuelas, sino historias 100% originales. La primera de ellas es “Inside Out” (aquí titulada “Intensa Mente”), dirigida por Pete Docter (“Up”, “Monsters, Inc.”), la cual nos lleva al interior de la mente de una chica adolescente llamada Riley, y en donde conoceremos a sus distintas emociones como personajes (Alegría, Miedo, Ira, Tristeza y Enfado). La segunda es “The good dinosaur”, dirigida por Peter Sohn (Ópera prima), un proyecto que el estudio lleva mucho tiempo desarrollando y del que poco se sabe hasta ahora, solo que cuenta la historia de amistad entre un dinosaurio adolescente de más de 20 metros y un niño llamado Spot.

Por otro lado, Illumination Entertainment, cuya única y valiosísima joya es “Mi villano favorito” y “Mi villano favorito 2”, vuelve en 2015 con un spin-off centrado específicamente en el origen de las carismáticas criaturitas amarillas que conocemos como ayudantes de Gru, en la película de “Los Minions”.

Por último, el estudio Blue Sky (autores de “La era de hielo” y “Río”), entregarán en 2015 una nueva película animada en 3D protagonizada por Snoopy, Charlie Brown y sus amigos en “Peanuts”.

En el universo de los superhéroes, que cada año se vuelven más y más relevantes en la cartelera cinematográfica (aunque yo auguro que su tiempo está por terminar, pues a pesar del amplio calendario a futuro de Warner-DC y Marvel Studios, estamos ante una verdadera sobredosis de enmascarados que terminará por hartar el público), el estudio estrella, Marvel, traerá de vuelta a su dream team en la anticipada secuela “Avengers: Age of Ultron”, además de introducir a un nuevo personaje de su universo con “Ant-Man”, película que en un principio estaba desarrollando el gran Edgar Wright (“Scott Pilgrim vs. the world”, “Shaun of the dead”) y que terminó dirigiendo Peyton Reed.

Finalmente, también de la familia de Marvel Comics, pero presentada por 20th Century Fox, llegará en 2015 la nueva versión de los cuatro fantásticos en “The Fantastic Four”, bajo las órdenes del joven director Josh Trank (“Chronicle”), quien además estará a cargo de una de las películas del universo Star Wars que serán entrenadas entre cada Episodio de la nueva trilogía.

Aquí pesa la ausencia de “Batman v Superman: Dawn of Justice”, la esperadísima película de Warner-DC, dirigida por Zack Snyder, que reunirá por primera vez en la pantalla grande a los dos superhéroes principales de la casa DC Cómics. Esta cinta, que originalmente se estrenaría en 2015, al final verá la luz en marzo del 2016. Lástima, ¡a esperar!

En cuanto a adaptaciones de libros juveniles al cine, el próximo año tendremos la anticipada versión fílmica de “50 shades of Grey” (“¡Al fin!”, gritarán por ahí algunas señoras y adolescentes solitarias). Además, la saga de ciencia ficción distópica “Divergente” tendrá su secuela “Insurgente”, al igual que “The Maze Runner” con “Scorch Trials”.

Y por último, la joya de la corona: “Los juegos del hambre: Sinsajo – Parte 2”, que presentará el final de esta exitosísima saga cinematográfica, basada en los libros de Suzanne Collins, protagonizada por la maravillosa Jennifer Lawrence.

En el mundo de los cuentos clásicos, también tan de moda hoy, el talentoso director Joe Wright (“Pride & Prejudice”, “Atonement”) nos trae en 2015 “Pan”, basada en los personajes de J.M. Barrie, que cuenta los orígenes de la leyenda de Peter Pan (con un reparto de lujo). Además otro grande, Kenneth Branagh (“Hamlet”, “Thor”), junto con Disney nos presentará una nueva versión (live action) de la historia de Cenicienta en “Cinderella” (también con excelente reparto). Si se quieren ahorrar esta última, vean su recién publicado tráiler, ¡cuenta la historia completa! (Al fin que ya nos la sabemos, ¿no?).

En cuanto al cine de terror, que también tiene muchos adeptos en nuestro país, destacan el remake del clásico de Tobe Hooper de 1982 “Poltergeist” (esta vez dirigido Gil Kenan (“Monster House”) y producida por Sam Raimi), y la próxima película de Guillermo del Toro: “Crimson Peak”.

¡Más secuelas! Este 2015 veremos la séptima parte de la longeva saga de Rápido y Furioso, la cual lleva por título “Furious 7” y viene acompañada de cierto morbo por la muerte de Paul Walker el año pasado. También veremos las nuevas aventuras de un famoso osito de peluche malhablado en “Ted 2”, y finalmente, la esperada entrega número 24 de James Bond (la cuarta con Daniel Craig como el famoso agente) titulada “Spectre”, que además contará con algunas escenas filmadas en la Ciudad de México.

El próximo año también podremos ver “Tomorrowland”, la nueva película de ciencia ficción del buen Brad Bird (“Los increíbles”, “Misión Imposible: Protocolo fantasma”), co-escrita por Damon Lindelof (el guionista amadodiado detrás de “Prometheus” y “Lost”), cuyo teaser trailer ya nos dejó fascinados.

Y para terminar, ¡el factor nostalgia! El próximo año disfrutaremos en el cine de la nueva “Terminator Genisys”, la cual retomará los orígenes de esta gran saga ochentera (respetando sólo los hechos presentados en las primeras dos entregas). Y por otra parte, veremos cumplida la promesa presentada en la clásica y maravillosa “Jurassic Park” en 1993: un parque temático donde la principal atracción son dinosaurios vivos. Esta vez lo veremos en funcionamiento y lleno de visitantes en la anticipada “Jurassic World”, que además presentará un nuevo dinosaurio que, aseguran, ¡será más impactante y amenazante que el T-Rex y los velociraptores! ¿Será?

Y por último, la más esperada de todas y por la que quiero adelantarme YA un año en el tiempo: “Star Wars: The Force Awakens”, el esperado Episodio VII de esta estupenda saga, situada 30 años después de los eventos del Episodio VI (“Return of the Jedi”), esta película nos lleva de vuelta a una galaxia muy, muy lejana, en compañía de viejos conocidos: Han Solo (Harrison Ford), Leia Organa (Carrie Fisher) y Luke Skywalker (Mark Hamill), y presentará una galería de nuevos personajes (de ambos lados de la Fuerza). Dirigida por el experimentado J.J. Abrams (“Star Trek”, “Super 8”) y co-escrita por el legendario Lawrence Kasdan (“The Empire Strikes Back”, “Raiders of the Lost Ark”), este promete ser el evento cinematográfico de la década. ¡Oh sí, estoy muy emocionado!

¿Cuántos récords de taquilla se romperán en 2015? ¡Seguramente varios!

En defensa del cine-espectáculo puro y de la experiencia que aún hoy (con internet, smartphones y demás plataformas) representar ir al cine, espero que disfrutemos todos este año próximo cuando se apaguen las luces… y que nos llevemos varias sorpresas.

¿A ustedes, cuál es la que más les emociona?

Columna para Guanajuato Informa

jueves, 4 de diciembre de 2014

COLUMNA: Cineastas con Ayotzinapa


Después del 26 de septiembre de este año, México no ha vuelto a ser el mismo y no debería volver a serlo. La desaparición forzada de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa por parte de la policía municipal de Iguala, Guerrero, ha conmovido e indignado al país entero.

Los mexicanos vivimos hoy un momento histórico y de enorme relevancia. #YaMeCansé ha sido la consigna (adoptada de las palabras del procurador Murillo Karam en la conferencia que dio sobre este caso el 7 de noviembre) que muchos han tomado para expresar el pensar y sentir de un pueblo cansado de su gobierno, de la corrupción, de la violencia y del miedo en el que vivimos.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” es otra de las frases recurrentes en la voz de los que hoy gritan para ser escuchados, al igual que “No somos todos, nos faltan 43”, tratando así de humanizar lo más posible esta cifra. Y es que no es sólo por 43 desaparecidos que hoy los mexicanos pedimos justicia y nos sentimos indignados, sino por los más de 22 mil víctimas de estas “desapariciones” que se suman al día de hoy y que este grupo de normalistas representan mejor que nunca.

Cada día que pasa, el gobierno (que no nos representa) se empeñada en sumar a las razones que nos tienen levantando la voz y manifestando nuestro descontento, ¡nuestro hartazgo! Un gobierno que desaparece estudiantes, que criminaliza las protestas, que entrega contratos millonarios a sus amigos y que no responde a las demandas de la población ni con la mitad de sagacidad con la que debería hacerlo en tiempos como este.

Y qué decir del tema (para NADA aislado) de esa famosa “casa blanca” de la primera dama. La Presidencia de la República ha “afrontado” esta crisis cobardemente, tomándolo a la ligera y dando carpetazo rápidamente, como si aquí no pasara nada. Y lo peor es que lo logran. Es mucha la gente que hoy cree que esto no fue más que una anécdota, que el asunto va de cuánto gana una actriz de Televisa, o cuánto puede parpadear por minuto La Gaviota, o del tono de regaño con el que se dirige esta señora a los mexicanos en su mensaje, cuando lo claro aquí es un conflicto de interés que debió obligar a una investigación profunda y a la aplicación las sanciones correspondientes al gobierno que encabeza Peña Nieto.

Desde lo ocurrido en septiembre en Guerrero, han sido muchas las acciones que la población ha llevado a cabo a manera de protesta: paros institucionales, manifestaciones, marchas multitudinarias, pases de lista y pronunciación en eventos públicos, etc. Los mexicanos nos hemos unido desde nuestros respectivos lugares para mostrar inconformidad ante estos hechos, y en este marco, la comunidad cinematográfica no ha sido indiferente.

Reunida por primera vez en asamblea el pasado 10 de noviembre en el Centro de Capacitación Cinematográfica, la llamada “Comunidad Cinematográfica con Ayotzinapa”, conformada por directores, guionistas, fotógrafos, editores, actores, y demás trabajadores de la industria, así como estudiantes de cine (de escuelas como el CCC o el CUEC-UNAM) y representantes de distintos festivales cinematográficos nacionales, ha realizado varias acciones en suma a las exigencias de justicia a este caso; entre ellas: la participación con un contingente de cineastas en las distintas marchas desarrolladas en “Acción Global por Ayotzinapa”; la toma político cultural de la Cineteca Nacional #CineastasConAyotzinapa #Cineteca43 donde por 43 días se exhibirán cortometrajes sobre los normalistas desaparecidos en el foro al aire libre Gabriel Figueroa; y la publicación de un pronunciamiento oficial compartido con la comunidad cinematográfica internacional (en distintos idiomas) y firmada por varios miembros de esta agrupación.

De igual forma, los más famosos representantes de nuestro cine a nivel internacional, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro G. Iñárritu (o los “three” amigos) hicieron su declaración al respecto durante un homenaje a Cuarón en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA): “Creemos que estos crímenes son sistémicos e indican un mal mucho mayor: las borrosas líneas entre el crimen organizado y los funcionarios de alto rango en el gobierno mexicano. Debemos exigir respuestas a todo esto y tenemos que hacerlo ahora”.

Lo último que hemos visto en este tema es la presentación de un poco satisfactorio (o nada, quizás) decálogo de Enrique Peña Nieto en una “estrategia para fortalecer el estado de derecho”, además de una movilización más el 1 de diciembre, día en que este gobierno cumplió ya dos años de malas decisiones.

Y aunque por el momento el panorama no parece muy alentador, vale la pena seguir en esta lucha, poniendo el dedo en llaga y señalando todo aquello que está mal y que nos provoque descontento. No podemos permanecer indiferentes ante lo que ocurre hoy en nuestro país, tengamos en mente siempre que #FueElEstado. Hay que sumarnos en la forma que podamos y tomar un papel más activo como ciudadanos de este México dolido, pero que vale toda la pena.

Columna para Guanajuato Informa

jueves, 25 de septiembre de 2014

Detrás de "Cantinflas"


La película “Cantinflas”, que tuvo su estreno en más de 1000 salas mexicanas el pasado 18 de septiembre, es todo un éxito en taquilla. En su primer fin de semana de exhibición alcanzó los 46.27 millones de pesos, colocándola enseguida como el segundo mejor estreno mexicano en la historia (sólo detrás del suceso “No se aceptan devoluciones” del año pasado). Luego de estos resultados, a partir de esta semana “Cantinflas” aumentó su número de pantallas a más de 2000.

Si bien el éxito de un proyecto cinematográfico no puede anticiparse con toda certeza, lo que sí es cierto es que esta película biográfica del gran Mario Moreno “Cantinflas”, por naturaleza, no dejaría indiferente a nadie. Y desde que en algún momento del año pasado se eligiera al actor español Óscar Jaenada para dar vida al mito, y hasta la reciente elección de la película por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas para representar a nuestro país en el premio Oscar, este proyecto ha acaparado la atención de todos en todo momento. ¡Un éxito indiscutible!

Tuve la oportunidad de conocer no hace mucho a Edui Tijerina, el guionista detrás de este éxito cinematográfico, y con motivo de su estreno le pedí que me respondiera cinco preguntas sobre “Cantiflas” para publicar en este espacio y compartir con ustedes un poco de su trabajo en la película.

Les comparto a continuación lo que amablemente me respondió:

1. ¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de tu participación en “Cantinflas”?

Personalmente, disfruté cada etapa del proceso, desde que Vidal Cantú y Adolfo Franco –de Kenio Films- manifestaron su confianza al invitarme a participar en el proyecto; hasta la revisión de información general, anécdotas y materiales (impresos, grabados, en línea, etc.) y, claro, el desarrollo y depuración del guion.

También disfruté de la expectativa conforme se acercaba el rodaje, al que pude asistir algunos días para conocer a los compañeros de este gran equipo y, claro, todo el movimiento que implica presentarla al público.

Cada paso, cada momento, implica un recuerdo particular y valioso que representa un parteaguas en mi camino profesional.

2. ¿Qué fue lo más complicado de haber escrito “Cantinflas”?

La gran cantidad de información que hay sobre él, en las distintas plataformas, y la necesidad de balancearla para contar parte de su historia en menos de dos horas.

En ese tenor, una responsabilidad particular es, justamente, la que implica la potencial división del público en dos grupos: por un lado, los que conocen la historia del personaje y están al pendiente del apego a los hechos y, por el otro, los que no saben de él pero confían en que en el filme encontrarán datos que les podrían servir como referencias posteriores.

3. ¿Recuerdas haber cantinfleado alguna vez?

Sin temor a equivocarme, diría que –tal vez hasta sin darnos cuenta- la mayor parte de los mexicanos hemos “cantinfleado” en alguna ocasión. Tal vez no con toda la retórica del discurso, los dobles sentidos y los textos/subtextos que caracterizan el estilo de “Cantinflas”, pero sí con líneas cruzadas, confusas y “echando rollo” para terminar diciendo nada.

4. ¿Cuál crees que es el legado más importante que nos dejó Cantinflas?

Entre muchos otros, su filmografía. Creo que muchas de sus películas constituyen, dentro de la base comercial y de entretenimiento, una apuesta al análisis social.

Además de ofrecer una veta de esparcimiento, de pronto dejan puntos de reflexión (sin pretender ser didácticas) que cada quien toma y/o maneja según su necesidad, antojo y decisión.

Entretener, divertir, son –por sí- funciones sociales importantes, constituyen una ventana abierta para la catarsis de las tensiones que se acumulan en el día a día. Sus películas (muchas de ellas) se han elevado al tono de “atemporales”.

Sus tramas y trasfondos mantienen un fuerte toque de “actualidad”.

5. ¿Por qué la gente debe ver esta película?

Tanto como “deber” verla, más bien plantearía una invitación a darse la oportunidad de ir al cine a conocer el material y formarse su propia opinión.

Más que nada, se trata de un homenaje a alguien que dejó un gran legado, tanto que es ya todo un ícono de nuestra cultura popular reconocido internacionalmente (Hasta con su propio verbo avalado por la RAE).

En ese homenaje va el trabajo y la pasión por el cine de un gran equipo, bajo la batuta de nuestros Productores y Director, que se han esforzado por reunir grandes talentos para delante y detrás de cámaras.

Todo un despliegue de anécdotas, vestuario, caracterización, música, diseño de arte, fotografía…¡Todos los detalles se han cuidado al máximo para ofrecer una película entretenida, divertida, inspiradora, que refleje todo el amor con el que fue hecha!


Muchas GRACIAS a Edui Tijerina por su valiosa contribución y felicidades a todo el equipo de la película por el éxito.

¿Ya la vieron, chatos?

jueves, 7 de agosto de 2014

COLUMNA: ¿Quién te invitó al GIFF?


El amor que siento por el Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés) es incalculable. Hace años, cuando el festival aún se llamaba “Expresión en Corto” y estaban celebrando su novena edición (con Francia como país invitado), lo visité por primera vez. Era el 2006 y yo tenía 15 años, fui con mi papá, sólo estuvimos un día. Este maravilloso evento abrió mis ojos, me cautivó, confirmó mi amor por el cine (por un cine distinto, que empezaba a conocer) y me motivó a dedicarme a esto toda mi vida. Así.

Para cualquier amante del cine en nuestro estado, el GIFF representa un gran tesoro, una visita obligada y una oportunidad única. Desde aquélla (ya lejana) novena edición, he ido a Guanajuato cada verano de manera ininterrumpida para disfrutar de este gran festival. La experiencia, obviamente, ha sido muy distinta cada vez, desde la compañía (he ido con familia, con amigos de la prepa, con amigos de la universidad en Guadalajara, con amigos del CCC…) hasta mis compromisos adquiridos en con el GIFF (en 2008 cubriéndolo como prensa, en 2010 dirigí un corto en el Rally Universitario, en 2011 y 2012 tuve cortometrajes en la selección oficial y este año fui como invitado).

En estos años (nueve) he tenido la oportunidad de ver al GIFF avanzar, transformarse, redefinirse y crecer. Nunca olvidaré los videos promocionales del 2006, el año en que Tim Burton sería el gran invitado internacional (pero que finalmente nos visitó hasta el 2007), ahí Sarah Hoch, directora y fundadora, decía que “Expresión en Corto” era para los jóvenes, un festival de realizadores, no de estrellas y glamour, que nunca veríamos ahí una alfombra roja. Y era cierto, entonces ese era el espíritu, el festival mexicano más importante para los cortometrajes (una joya de selección la que presentaban en este rubro, tanto nacional como internacional), era como nuestro Clermont-Ferrand (hasta en la presentación del complicado programa de mano se parecían). El festival abrazaba a su público y éste respondía el gesto con sinceridad.

De eso hoy, lamentablemente, queda poco… pero queda. El proyecto de Identidad y Pertenencia, en el que realizadores guanajuatenses cuentan historias de Guanajuato es de lo más valioso, así como el icónico Rally Universitario (sin duda, el principal sello de identidad del GIFF), una experiencia maravillosa que ha dado grandes resultados en seis años. El corto ganador del premio del jurado esta vez, “El verano del cerillito” (del CUEC), es una lindura. Lo único que no me gusta del Rally (y que incluso me incomodó cuando yo fui participante) es ese ambiente de “intercolegial de baile” (como lo definió mi buen amigo Toño), de porras, gritos, pompones, matracas y trompetas. Acá estamos haciendo CINE, amigos, y la proyección de los cortos del Rally siempre convierte la sala de cine en estadio de futbol, o en el auditorio de una escuela preparatoria.

Me gustaría también destacar que en Guanajuato las proyecciones y eventos siempre han sido gratuitos para el público, una verdadera maravilla, pero aquí hay de otra, pues el GIFF (a diferencia de los otros dos grandes del país: Morelia y Guadalajara) está financiado casi en su totalidad por el Gobierno del Estado, y realiza sus proyecciones principales en espacios públicos, teatros y auditorios, no en salas de cadenas comerciales. A pesar de esto, el público en general cada vez tiene menos oportunidad de entrar a ver muchas de las películas. Este año, por ejemplo, cuando intentábamos entrar al auditorio del estado para ver el desastroso y risible remake de “Más negro que la noche”, se le dijo al público que ya no había lentes (la proyección era en 3D), por lo que la gran mayoría no pudo verla. Bueno, la cosa es que sí había lentes, sólo que eran para los actores, prensa e invitados especiales. “¿O sea que este es un festival para V.I.P.?”, preguntó furiosa una mujer del público a uno de los voluntarios cuando se dio cuenta del engaño. Y esta historia se repite con las películas de inauguración y clausura, o los homenajes y galas en el Teatro Juárez. Ahí, la alfombra roja se impone como la única entrada, y créanme, ningún mortal pasa por ahí… Esa deslumbrante y maldita alfombra roja que nunca debió aterrizar en nuestro festival (sí, porque los guanajuatenses tenemos derecho a llamarlo nuestro).

Estas dinámicas de alfombra, con desfile de estrellas y moda, además le han traído al GIFF otro mal que terminará por hundirlo si no se hace algo pronto: el retraso en las funciones del programa. Y no hablo de retrasos de 15 minutos, o media hora, llegué a ver una película que inició un poco más de dos horas tarde… ¡dos horas!

El asunto de elitismo que año con año se intensifica en el GIFF me da mucha tristeza. Los que veían mi gafete me preguntaban: “¿De qué vienes?”, y horrible esa pregunta es muy común ahora. Cada gafete, con sus distintos colores, significa qué tan importante o qué tan poco importante eres para el festival: negro, blanco, gris, morado, naranja, rojo, azul, verde, rosa. El gafete dice a dónde puedes entrar y a dónde no, a qué tienes derecho y a qué no (a un buen trato, a un trato decente, a un trato indiferente, a ningún tipo de trato) y define totalmente la experiencia que tendrás en el festival.


Yo llevaba esta vez (por primera vez) el rojo, de invitado, y me di cuenta que no basta sólo con tenerlo, eso no significa nada ya, lo que importa es: “¿Quién te invitó?”. Esa pregunta me la hicieron montón de veces, hasta hice burla de ello entre mis amigos, parece que la respuesta correcta era “Valeria”, o algo así, porque alguien que respondió con ese nombre sí se llevó sus pulseras para la fiesta de inauguración y esas cosas coquetas. Cuando yo quise pedir la mía, después de que me preguntaran por enésima vez “¿Quién te invitó?”, me dijeron que tenía que verlo con Julia, así nomás. Hasta el día de hoy no sé quién sea ella.

La falta de información entre los organizadores y voluntarios sobre el mismo evento es evidente siempre. Parece que nadie sabe nada. Y es que el festival programa tantas actividades que hay algunas que nomás se pierden por ahí. A una amiga los organizadores nunca pudieron darle información sobre el taller de dirección al que asistiría.

Les contaré la verdad, el gafete que más disfruto es el que llevé el año pasado: ninguno. Ir con tus amigos a ver un montón de películas y cortos, escuchar algunas conferencias, pasear por la bellísima ciudad y platicar sobre todo eso, es lo mejor que puedes vivir en un festival de cine. Y para eso, el GIFF siempre podrá ofertar grandes cosas. El gafete nomás está chido para tomar un montón de refresco y atascarte de pasta gratis en el Hospitality Suite (¡porque este año ni chelas hubo!).

Las funciones en el panteón, por ejemplo, son una maravilla. Este vez Roger Coman presentó ahí sus películas, personalmente, y a mí me tocó ver la estupenda “El péndulo de la muerte”. Otras joyitas que vi: “A most wanted man”, del homenajeado internacional Anton Corbijn, “Is the man who is tall happy?”, de Michel Gondry (luego de una conferencia virtual con el público del GIFF que nunca funcionó), “”Pulp: a film about life, death and supermarkets”, la ópera prima mexicana “Los bañistas”, de Max Zunino, y algunos cortometrajes mexicanos como “El modelo de Pickman”, de Pablo Ángeles y “Ramona”, de Giovanna Zacarías.

A pesar de mi tono melancólico y un tanto berrinchudo, sé que el GIFF necesitaba evolucionar y darle espacio a todo lo que hoy me incomoda un poco. Aún así, no dejo de agradecer la existencia de este espacio tan importante para todos los cineastas y amantes del cine en Guanajuato y el resto de nuestro país. Nos han traído a Oliver Stone, Gaspar Noé, Tim Burton, Peter Greenaway, Spike Jonze, Spike Lee, Park Chan-Wook, Danny Boyle, Darren Aronofsky… ¡y un montón más! Ya con eso los perdono.

El próximo año, con Turquía como invitado de honor, el GIFF cumple su mayoría de edad, y sé que lo seguiremos viendo transformarse cada edición.

Después de todo, de eso se trata, ¿no? Renovarse o morir, es lo que dicen… Igual sigo creyendo que el alma del festival necesita ser rescatada… ¡más cine (para el público), por favor!


Columna para: Guanajuato Informa

martes, 29 de julio de 2014

El bullying entre guionistas, es amor.


Yo no soy de los que ganan concursos. Pertenezco más bien a esa gran mayoría que ha tenido que enfrentarse una y otra vez a los amables, pero siempre amargos, “gracias por participar”.

 No es cierto. En realidad formo parte de ese otro gran grupo en el que están las personas que simplemente nunca concursan. Eso es más triste aún, ¿cierto? No hay peor lucha que la que no se hace, dicen por ahí. También dicen (o me lo estoy inventando, no sé) que no hay peor guionista que el que no busca opiniones externas sobre su guión. Por eso, la dinámica que se genera dentro de un taller suele ser tan gratificante. Siempre se valora cualquier oportunidad de tallerear un texto.

Luego de prometerme a mí mismo que este año en el que me vine a vivir a la Ciudad de México buscaría cualquier oportunidad para sumar a mi sobredosis guionística, un taller de guión con el actual guionista “estrella” mexicano, Gibrán Portela resultaba más que atractivo. Pero obviamente no tenía dinero para pagarlo, además, tampoco parecía contar con el tiempo necesario para sacarle el mayor provecho. El reto, o digamos, la oportunidad de escribir un primer tratamiento de guión en dos meses es aceptable, pero requiere una inversión de tiempo completo.

Por otro lado, he sido fiel lector del estupendo blog de El inquilino guionista desde hace años (prácticamente desde que inició), y cuando se anunció la convocatoria para el 1er.  Concurso de Periodismo Guionístico no dudé en participar. En ese momento lo hice más bien motivado por la idea de publicar un texto mío en www.guionnews.com (quizá el sitio que más visito, sin contar redes sociales) y compartir con sus seguidores un poco de mis ideas sobre la escritura de cine. Entonces no pensaba mucho en el premio: la beca para este prometedor taller con Gibrán. Seguramente no ganaría.

Faltando menos de cinco minutos para la medianoche, el día en que terminaba el concurso, mandé mi texto: “¿De qué va la peli, si el cine son historias?”. Esa misma madrugada fue publicado y me dio gusto notar, poco a poco, que estaba gustando. Unos días después se dio a conocer el resultado y con el veredicto:
“¡Oigan, creo el último es el más padre, como más conciso (…) así que estoy de acuerdo, el mejor es el último!”...
...de parte de Gibrán, me gané un lugar en su taller. Por fin esta vez fui parte de los que ganan, y no les voy a mentir, ¡se siente muy bien!

Lo que vino después ha sido una de las experiencias más bonitas y enriquecedoras que he vivido hasta ahora. Así, “al chile” (como dicen aquí)… ¡Qué taller, señores! Y lo digo como un “veterano” de los talleres de guión (no me pondré aquí a echar currículum, pero he tenido oportunidad de asistir a varios), siempre aprendes mucho en ellos y te llevas grandes recuerdos, pero lo que ocurrió los pasados ocho sábados en AMTEC es algo fuera de toda proporción, verdaderamente invaluable.

Cuando en un taller de este tipo se conjuntan: un estupendo tallerista, grandes entusiastas del guión en la organización, todo el apoyo de la sede del taller y lo más importante, un muy valioso grupo de “alumnos”, ¡todo lo bueno pasa!

Y tan bueno fue todo lo que pasó que hasta creamos el hashtag (jamás twitteado) #BullyingEsAmor, con el cual alguien quiso convencerme de que el acoso al que fui sometido en el taller desde el primer momento (originado por mi condición de becado) no era más que un acto amoroso. O sea, que me querían y por eso me molestaban. Puro acoso sano, no se me vayan a espantar. El bullying es un tema serio, pero confío en que a estas alturas ha quedado claro que “serio” no es el tono de este texto.

Gibrán Portela dijo que nunca había dado un taller de este tipo. Nos comentó al principio que se tocarían algunos temas teóricos brevemente, con apoyo de algunos ejemplos y sobre el trabajo individual (cosas como formato, estructura, y demás), por lo que era fundamental chambear en nuestros guiones. El compromiso fue escribir y enviar a tiempo nuestros avances semanales por correo electrónico, y además, leer los textos de los demás para comentarlos en las sesiones del sábado. Gracias a la buena disposición (en general) del grupo, se pudo avanzar muy bien y trabajamos en argumentos (en una primera etapa) hasta tener la mejor versión posible, y llegamos hasta las primeras páginas de guión (la mayoría con su primer acto ya bien amarrado), y un par de guionistas alcanzaron sus primeros tratamientos.

Nuestro querido tallerista, quien logró generar en este espacio de trabajo el ambiente idóneo para la creatividad y el compañerismo, nos incitó desde el primer momento a desarrollar nuestras historias a partir de su “corazón”. Nunca hubo alguna restricción temática, de género, o de estilo; únicamente dos restricciones claras: nunca escribir en el guión: “con cara de” o “vemos que”, y que el becario no opine, “mejor que se vaya por las chelas”.

Las historias que protagonizaron el taller resultaron tan diversas y únicas como las personalidades ahí reunidas. Todas ellas cautivadoras, dignas de ser contadas. La evolución en el tratamiento de los guiones fue palpable, el taller le estaba haciendo mucho bien a las películas. Distintas visiones del mundo, distintas intenciones, distintas ambiciones, distintas voces… pero talento como común denominador. Y como si no pudiera aplaudirle más a mis compañeros (quienes seguro están sintiéndose fatal al leerme, luego de haberme “buleado” tanto), valdría añadir que son también grandes personas. Pero eso es obvio, ¿no? ¡Somos guionistas!

Otro gran, GRAN plus: los invitados al taller. Gibrán mostró desde el inicio su interés en invitar a algunas personas dedicadas a distintas tareas del cine para conocer un poco sobre su relación con el guión. Al final, como él decía, nosotros escribimos para muchas personas.

Y así tuvimos la visita de Yibran Assaud (editor de películas como “Güeros”, “Tanta agua” y “Voy a explotar”), Edui Tijerina Chapa (guionista de “Cantinflas”), Ángel Mario Huerta, excelente guionista que vive y trabaja en Los Ángeles, Carolina Salinas, guapa guionista que también representa guionistas, y el grandioso actor Emilio Echevarría. ¡Imagínense, nada más! Si me pusiera a contar con los detalles necesarios todo lo que estos grandes profesionales (y grandes artistas) le aportaron al taller, se alargaría aún más este artículo. Un verdadero lujo tenerlos.

Y qué decir de las experiencias extra-clase: la oportunidad de ver “Güeros”, de Alonso Ruizpalacios, después de leer su guión (co-escrito por Gibrán Portela), haber conocido un poco sobre corrección de color en CHEMISTRY y lo mejor, gracias al campeonato mundial de futbol (que trajo una importante promoción en el bar frente a la sede del taller), haber compartido chelas y disfrutables charlas al final de las sesiones… ¡Todo bien aquí, amigos! ¿Qué más puedo decir?

Espero que las películas desarrolladas lleguen con mucha fortaleza a sus primeros tratamientos. Espero también que alguna, o algunas, o todas ellas sean filmadas un día (uno no muy lejano).

Si no hubiera ganado esta beca, pensaría que cada peso invertido en esta experiencia valió la totalmente pena. Ojalá El inquilino guionista siga promoviendo este tipo de actividades y que los guionistas allá afuera las aprovechen al máximo. Del taller de Gibrán Portela no puedo expresar más que satisfacción y gratitud, en todos los aspectos. Es el mejor premio que he ganado y no creo que sea fácil superarlo.

Ya sólo me preocupa una cosa: ¿cómo serán mis sábados ahora?

Artículo para: El inquilino guionista

miércoles, 25 de junio de 2014

COLUMNA: La opinión de los exhibidores


Hasta el día de hoy no había utilizado este espacio para hablar sobre mí. Sería el colmo del egocentrismo, ¿no? Y además, ¡qué aburrido!

Pero no se preocupen, estimados lectores, no pienso hacerlo nunca… Bueno, sólo un poquito esta vez, pero es nada más para entrar en contexto. ¡Se los prometo!

Resulta que actualmente estudio guion en el Centro de Capacitación Cinematográfica (México, D.F.) y este lunes nos cancelaron la primera clase por un “contratiempo”, el cual todos supimos que tenía el nombre de “México vs. Croacia”, y pues luego del emocionante partido en el que nuestra selección ganó 3 a 1 y pasó a octavos de final, fuimos muy pocos los que nos resistimos a la tentación de correr al ángel a celebrar y nos quedamos para la segunda clase del día.

Qué malo soy, ya sé, aquí quemando a mis compañeros. Pero bueno, yo tengo la idea de que en fechas mundialistas las faltas a la escuela o al trabajo están en general “bien vistas” por la sociedad… ¡Vamos, nomás es cada cuatro años!

En fin, que por falta de quórum en esa clase, nuestro profesor (Patricio Saiz) optó por resolver dudas particulares y luego compartirnos una información que encontré por demás valiosa. Nos dijo que se había reunido hace poco con gente “acá importante” de Cinépolis para conocer su opinión respecto a los guiones del cine mexicano.

Me pareció un acierto el que haya buscado el punto de vista de los exhibidores, pues en el “mundo del cine” en México nomás se les tacha de los malos y ya, se les hace el feo… Y bueno, no son PARA NADA unas peritas en dulce, pero igual siempre me ha parecido muy chafa ver a cineastas peleando porque sus películas estén mucho tiempo en las salas comerciales, con los mejores horarios y en suficientes salas, cuando ellos mismos saben que hicieron su película para los festivales y para la cineteca. Es más, la hicieron para convencer a tal crítico, o para llamarse a sí mismos “cineastas” con sus amigos de la Condesa, o para “sanar” su última ruptura amorosa, qué se yo.

Con lo cara que sale la visita a uno de estos cines hoy en día, para que además tengamos que aventarnos una película de hueva que se ganó un premio en el Festival de Doofania al mayor logro en la experimentación con el lenguaje.

Pues lo que “los de los cines” recomiendan a cualquier guionista (y/o director) mexicano es, antes que nada, saber a qué PÚBLICO le están hablando.

Resulta que hay cinco tipos de públicos que van al cine en México: el “mainstream” (toda la familia), el “teen” (adolescentes, que representan el mayor ingreso en taquilla), el de “parejas” (no sé nada de este, yo-en-forever-alone), el de la “tercera edad” y el “cinéfilo” (que sí te ve Lars von Trier y esas cosas). Si tu película desde el principio no está buscando la atención de alguno de ellos, ¡pues ni cómo!

Sugieren también a los guionistas que estudien bien los GÉNEROS. Que no hay nada peor que un drama que hace reír y una comedia que no es graciosa.

Como dato, los géneros más consumidos en México son terror/horror y comedia. Lo más divertido fue la mención del género preferido por la mayoría de los cineastas mexicanos: la “biopic (o autobipic) disfrazada”, es decir, esa historia que le ocurrió al director o al guionista y cree que es tan buena que al público le interesará verla… ¡Claro que no!

Siguiente recomendación: películas cortas, de 90 minutos, más o menos. ¿De dos horas o más? Sólo que de verdad sea MUY buena. Y por último: “blindar los guiones”, revisarlos y hacer todas las versiones necesarias hasta que quede lo mejor posible. “El problema es que aquí en México se filman primeros tratamientos de guion, ¿verdad?”, le pregunté a Patricio… “¡Filman hasta escaletas!”, me respondió.

Yo pienso que cualquier interesado en hacer películas en nuestro país debería prestar un poco de atención a las opiniones que vengan de cada uno de los “engranes” de esta “industria”: productores, distribuidores, exhibidores, etc.

Sólo teniendo una perspectiva así de completa podremos hacerlo bien. Creo.

Columna para: Guanajuato Informa

miércoles, 11 de junio de 2014

COLUMNA: Hacer cine es fácil


Pese a que por un buen tiempo la industria cinematográfica se mostró escéptica con respecto a la llegada de la tecnología digital y apostó en su momento por la permanencia de los sistemas tradicionales de producción y distribución, las cosas hoy han cambiado para siempre. Y estos cambios se dieron de forma tan rápida que sigue siendo difícil de dimensionar la situación actual pero fácil echar un vistazo hacia el futuro.

El cine antes (no hace mucho, en realidad) era inaccesible para la gran mayoría. Levantar una película, por lo menos en México, requería del apoyo indispensable de recursos estatales (limitados), de sindicatos, de instituciones y demás fondos que ayudaran a absorber los altos costos que implica la renta de toneladas de equipo, foros, cámaras de cine, los procesos de revelado, edición, corrección de color, diseño sonoro, copias de exhibición en cine (35 mm), etc.

La historia del cine está marcada por varios momentos en que los avances tecnológicos le brindaron a realizadores nóveles la posibilidad de hacer cine, dando como resultado propuestas realmente interesantes que imprimieron una frescura necesaria a la forma en la que se venía haciendo las películas y lo que ellas retrataban.

Hoy, prácticamente cualquier persona con acceso a una pequeña cámara DSLR, una computadora e internet puede “hacer cine”. Ni siquiera tiene que padecer los complicados sistemas de distribución y exhibición, basta con trepar su película a plataformas como Vimeo o YouTube para que la vean cientos, miles o hasta millones de personas.

El problema es que, ante esta democratización de medios y entre todo el material audiovisual que hoy gestionan realizadores en todas partes del mundo, las propuestas verdaderamente valiosas terminan siendo muy pocas.

Y es que hay por lo menos un par de “problemas” a los que el creativo del cine deberá enfrentarse por siempre, aunque la tecnología se vuelva cada día más amable y accesible: contenido y público… ¿Qué quiero que cuente mi película? y ¿A quién se lo va a contar?

Hace un par de semanas, dos buenos amigos (director y productor) presentaron su película “Peyote” en la inauguración del Festival MIX, ante una sala llena en la cineteca nacional (México, D.F.). La semana pasada tuvo su segunda función ahí con resultados igual de positivos, y le quedan tres funciones más en la ciudad como parte de dicho festival (en Cinépolis Diana y Cinematógrafo del Chopo). Esta película (que además fue comprada en el mercado de Cannes el año pasado para su distribución en Alemania, Canadá y USA) es un ejemplo de verdadero cine independiente, filmado en varios fines de semana en San Luis Potosí, con una cámara de fotos, sólo dos actores y un crew que no llegaba a los 10 integrantes; pero que nunca carecieron de los elementos más importantes: una historia honesta y redonda, personajes carismáticos y talento tanto delante como detrás de la cámara.

El asunto de los contenidos es fundamental. Si como realizador tienes en las manos las herramientas necesarias para hacer cine, digamos que tienes ya un poder. Poder que puedes usar para bien o para mal. Pero recuerda esa legendaria frase del tío Ben: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Bríndale al mundo una mirada única y fresca, una historia poderosa y singular… Haz que valga la pena, que tu película se sienta necesaria.

Si pusiste todo el cuidado debido en la parte del contenido, el asunto del público podría preocuparte menos, pues habrá automáticamente alguien por ahí que se sienta atraído por tu trabajo. Pero al realizador de hoy le toca también la tarea de acercar una audiencia a su película, y es que si nadie la ve, simplemente no existe. Las redes sociales pueden ser muy importantes para esto: un blog o un video blog donde se relate la forma en que se realizó la película y las ideas que explora, una página en Facebook donde se presenten datos de los personajes, fotografías de making of, stills, avances y clips de la película, etc. Que haya un público esperando la película antes de su lanzamiento.

Hacer cine hoy es fácil… Hacer buenas películas, nunca lo será.

Columna para: Guanajuato Informa

miércoles, 4 de junio de 2014

COLUMNA: El Ariel y el cine mexicano


El cine nacional se enfrenta diariamente a un montón de enemigos: la inequitativa distribución de apoyos para su producción, la dificultad de su distribución, la necesidad de espacios para su (casi siempre injusta) exhibición y la falta de público. Todos estos males (de entre muchos otros más) son consecuencia uno del otro. Así, como una cadenita, en efecto dominó. Pero de estos, el más preocupante a mi parecer, es el último.

Pa’ pronto: ¡a los mexicanos no les gusta ver cine mexicano! No conectan con él, no les interesa, no los emociona. El argumento más repetido es que “están hartos de lo mismo: delincuencia, narcotráfico, pobreza, ‘groserías’, sexo…”

Y la verdad es que tienen bastante razón. El cine nacional se empeñó por mucho tiempo en alejar a su propio público, y todo empezó desde el momento en que una buena parte de sus realizadores decidieron simplemente ignorarlo.

Cuando un cine mexicano “de corte autoral”, que además de todo resultaba muy barato, comenzó a premiarse en algunos festivales internacionales, el público se quedó lejos. ¡Muy lejos!

Las propuestas cinematográficas de México tienden a situarse en polos opuestos, dejando entre ellos un espacio abismal. Por un lado el “cine artístico”, casi siempre aburrido, pretencioso, frío, destinado a circuitos culturales, festivales, muestras y cineclubes; y por otro, el “cine producto”, películas bobas, sin propuesta alguna, que imitan subgéneros y argumentos principalmente gringos, y que al final quedan “muy chafas” (comedias románticas, en su mayoría). Nuestro público no quieren ver por media hora a un hombre perdido en el desierto de Sonora, encontrándose a sí mismo, pero tampoco está interesado en ver “Hollywood región 4”. ¿Entonces?

De vez en cuando vienen unas temporaditas en las que al cine de nuestro país le va un poco mejor. Tengo la teoría de que esto sucede cuando los reflectores internacionales apuntan a los famosos “tres amigos”: Cuarón, Del Toro e Iñárritu. Cuando alguno de estos tres (o mucho mejor, cuando los tres) presentan nuevas películas, como que el cine en México se revitaliza.

El año pasado fue histórico. El título que desde 2002 pertenecía a “El crimen del padre Amaro” como la película mexicana más taquillera de la historia, fue superado por mucho con las recaudaciones de “Nosotros los Nobles” y “La-de-Derbez”. ¿Qué pasó? ¡No sé! Ninguna de las dos presenta historias novedosas, ni actuaciones memorables, ni propuestas muy originales, o una factura destacable (la segunda película es muy mala, de hecho).

OK, la verdad sí sabemos qué pasó: ¡ambas tenían la vista puesta en el GRAN público! Se preocuparon por llegar a ellos desde el principio. Por ciertas razones, el caso de los Nobles resulta mucho más valioso, pues salieron con poco más de 300 copias inicialmente y el director era desconocido, al igual que su reparto joven.

Además de los éxitos taquilleros, nos llovieron los premios en festivales: “Heli”, “La jaula de oro”, “Club sándwich”, “Los insólitos peces gato”, “No quiero dormir sola”. Todas ellas, ¿qué creen? ¡MUY BUENAS películas!… ¿Más de lo mismo? ¡Para nada!

Justo estas cinco cintas fueron las nominadas a Mejor Película en la 56 entrega del Ariel, premio otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas a lo mejor de nuestro cine desde 1947. La ceremonia se realizó el pasado 27 de mayo en el Palacio de Bellas Artes y desde entonces ha dado mucho de qué hablar, algo que hacía mucho no pasaba.

Pero como los mexicanos solemos ser bien negativos (bien “Contreras”, como diría mi papá), una vez más resaltan los puntos negativos: que si la ceremonia estuvo aburridísima, que si los conductores nomás no tenían gracia, que si no-se-quién se vistió horrible, que si el audio y la dirección de cámaras pésimo.

¿Y saben qué? Qué gusto ver que todas estas quejas son por verdaderas tonterías. Señores, ¡no son los Oscar! Nada que ver, no pueden siquiera pretender serlo, sería ridículo. Lo importante aquí es nuestro cine. Esta edición del Ariel recuperó la atención de público, prensa e industria por la razón más valiosa y de la que esta vez no pudimos quejarnos: las películas nominadas.

Todavía el año pasado el Ariel era como un gran “chiste local”. Una ceremonia simplísima, realizada para los miembros de la industria, aburrida y seria. Nadie sabía nada de las películas, muy pocos las habían visto y las nominaciones estaban formadas en ternas. Esta vez fueron quintetas y las cintas eran un poco más conocidas por el público. Lamentablemente, sigue siendo difícil acceder a muchas de ellas. En 2013, las dos grandes joyas del Ariel, “El premio” (de Paula Markovitch) y “La demora” (de Rodrigo Plá), creo que fueron vistas por casi-nadie. Y es una verdadera lástima, ambas son estupendas películas (aunque quizás no tan “cercanas” porque una fue filmada en Argentina y la otra en Uruguay).

En verdad espero que pronto podamos tener acceso a nuestro cine más fácilmente. Muchas películas merecen ser vistas. Y nosotros, como público mexicano, no desconfiemo
s más del cine hecho en nuestro país. Arriésguense y descubran que las propuestas, finalmente, se están diversificando. Si aún crees que el cine mexicano es muy malo, te sugiero que en cuanto puedas veas “La jaula de oro”, o “Los insólitos peces gato”, o “Club sándwich”, o es más, “Tercera llamada”. En serio, velas todas ellas, y después hablamos.

DATO: Un día como hoy, hace 10 años, la película más mexicana de la saga Harry Potter (“El prisionero de Azkaban”) se estrenó en nuestro país.

Columna para Guanajuato Informa.

miércoles, 28 de mayo de 2014

COLUMNA: México en Cannes


Los festivales de cine despiertan siempre un entusiasmo genuino entre la comunidad cinematográfica. Al día de hoy son MUCHOS los festivales que tienen lugar a lo largo y ancho del mundo, ocupando cada día de la agenda anual con sus múltiples actividades. Tan sólo en México, actualmente tenemos más de 80, y no exagero al asegurar que hay de todo y para todos los gustos: festivales de cine independiente, de cine universitario, de cine mexicano, de cine extranjero, de cine digital, de cine documental, de cine con perspectiva de género, de cine de terror, de cine experimental, de cine con temática homosexual, de cortometrajes y un largo etcétera.

A pesar de esta gran diversidad, son pocos los festivales que realmente logran consolidarse y demostrar su relevancia en este ámbito. El número de festivales cinematográficos que nacen año tras año y que mueren apenas en su primera o segunda edición es muy considerable.

Pero dentro de ese universo festivalero que nos rodea, hay sólo un rey indiscutible. El festival al que todos deben “parecerse” en mayor o menor medida. El festival que dicta las tendencias, que nos presenta el cine del que estaremos hablando el resto del año (y del que se nutrirán muchos otros festivales y muestras) y que siempre atrae a los cineastas, productores, compradores y distribuidores más importantes del mundo. En el centro de todo está el festival de Cannes, y alrededor de él, giran los demás.

El bien llamado “mejor festival de cine del mundo” acaba de finalizar este domingo su edición número 67. Cannes no es el festival de cine más antiguo, ese título lo tiene Venecia (que este año cumple 71 ediciones), otro de los festivales más importantes y nombrado de “Clase A” por a Federación Internacional de Asociaciones de Productores de Cine (FIAPF), junto a otros grandes como Berlín y San Sebastián.

En fin, que esta recién concluida edición 2014 de Cannes resaltó como siempre por varias cosas: primero, una Selección Oficial de cuestionable calidad en mayor parte, un Godard de 83 años mostrando la película más novedosa de la competencia, un canadiense de apenas 25 años (Dolan) siendo ovacionado por su película “Mommy”, un palmarés muy complaciente (con apenas un par de sorpresas), y claro, ¡la ausencia de México en las secciones principales!

México ha tenido una participación importante en el festival de Cannes desde hace mucho tiempo. ¿Cuánto? ¡Desde su primera edición! En 1946, cuando nace el festival de Cannes, la cinematografía mexicana vivía un gran momento y era la más importante en el idioma español. Ese año la película “María Candelaria”, el clásico de Emilio “el Indio” Fernández, protagonizado por Dolores del Río, fue la representante de nuestro país.

Otro gran protagonista representante de México en Cannes fue Luis Buñuel, quien presenta por primera vez en el festival francés, en 1951, la estupenda “Los olvidados”, por la que obtiene el premio al mejor director. Diez años después (en 1961), su película “Viridiana”, protagonizada por Silvia Pinal, recibe la Palma de Oro.

Y de ahí nos vamos hasta 1994, cuando Carlos Carrera gana la Palma de Oro de cortometraje por “El héroe”. En 2005, Guillermo Arriaga obtiene el premio al mejor guion por “Los tres entierros de Melquiades Estrada”, de Tommy Lee Jones. En 2006, Alejandro González Iñárritu es reconocido como el mejor director por “Babel”, mientras “El violín”, presentada en la sección Un Certain Regard, le da a Ángel Tavira el premio de interpretación masculina.

En 2007, “Luz silenciosa” de Carlos Reygadas obtiene el Premio del Jurado y el cortometraje “Ver llover”, de la mexicana (entonces aún estudiante del CCC) Elisa Miller, gana la Palma de Oro.

“Año bisiesto” de Michael Rowe recibe la Cámara de Oro a la mejor ópera prima de Cannes en 2010. “Después de Lucía” se alza con el premio Un Certain Regard en 2012, y Carlos Reygadas es premiado como mejor director por “Post tenebras lux”.

Apenas el año pasado, el guanajuatense Amat Escalante logra también el premio al mejor director por “Heli” (dos premios de dirección consecutivos para México), y “La jaula de oro”, de Diego Quemada-Díez, el premio al mejor reparto.

Una buena racha, ¿no? Pero bueno, no puede ser así siempre. Este año la presencia de México se mantuvo muy al margen, lejos del reflector principal, principalmente limitada a actividades de industria en Le Marché du Film (proyecciones para compra-venta de películas, contratos de distribución y/o coproducción, etc.) y al parecer algunos cortos en el amplísimo catálogo del Short Film Corner. La participación más relevante, que en broma con mis amigos vimos casi como “premio de consolación”, fue la de Gael García como miembro del Jurado principal y Daniela Michel, directora del Festival Internacional de Cine de Morelia (el más importante de por acá) como parte del jurado en la sección Semana de la Crítica.

El festival de Cannes 2014 ha quedado atrás, y para nosotros los mortales que no visitamos ese paraíso, no nos queda más que esperar a que las joyitas allá presentadas se vayan acercando poco a poco a México en los próximos meses, ya sea a través de distribución en salas, festivales (Morelia prácticamente trae lo mejor de Cannes en octubre) o muestras. Nosotros, los cinéfilos, seguiremos con los ojos puestos en la Riviera francesa por mucho, MUCHO tiempo más.


Columna para Guanajauto Informa

viernes, 16 de mayo de 2014

¿De qué va la peli, si el cine son historias?


Durante un tiempo, el año pasado, tuve la oportunidad de impartir clases de cine en una escuela particular, en las secciones de secundaria, preparatoria y universidad. Cada vez que iniciaba clases con un nuevo grupo, luego de presentarme rápidamente, comenzaba con la pregunta: “¿Qué es para ustedes el cine?”

Siempre venía un silencio prolongado luego de lanzar la interrogante, y yo lo entendía, es difícil ser el primero en hablar en una clase nueva con un profesor nuevo. Cuando al fin algún valiente pronunciaba la primera (y titubeante) respuesta, poco a poco los demás iban dando también sus opiniones. Esas primeras respuestas, en todos mis grupos (unos ocho entre todas las secciones), partían de lo mismo: “Es una historia que…”

Siendo sincero, mi plan era obtener de ellos la idea más básica al principio: “el cine son imágenes en movimiento”, para de ahí arrancarme con todos los precursores, desde la pintura con vocación cinemática, hasta llegar Edison y los Lumière. Pero hay que ser realistas, el cine para la gran mayoría de las personas, son HISTORIAS.

Desde que estaba en la secundaria me sentí atraído por el cine, pero no fue sino hasta mucho después que comprendí que mi verdadera “pasión” son las historias. Y las historias contadas a través de una película son mis favoritas. Digamos pues que mi amor ha estado siempre en el cine, pero cuando te das cuenta de que el cine son muchas cosas, aprendes a casarte con uno de sus apellidos, en este caso, con el llamado “cine narrativo”.

A los 17 tuve mi primer acercamiento real con el “séptimo arte” al tomar mi primer curso de guion: “De la idea a la historia cinematográfica”, y luego su continuación: “De la historia cinematográfica al guion”, ambos impartidos por el CCC en el Centro de las Artes de Guanajuato. Comencé a entender el cine a partir del guión y, luego de vivirlo desde muchas de sus otras facetas, ahí decidí quedarme. Creo que por esta razón, desde muy joven, aprendí a vivir en paz dentro de ese limbo en el que habita el guionista. Ese territorio ambiguo entre el universo del escritor y el del cineasta.

Anoche, por ejemplo, la señora que vende quesadillas por mi casa me preguntó: “¿Y usted qué estudia, joven?”. “Cine”, le respondí, y hasta sonrió. “¡Órale! ¿O sea que va a ser un director?”. Supe entonces que la posibilidad de recibir una quesadilla (sin queso, como es costumbre en el DF) gratis, desaparecería por completo al responder: “No, señora. Guionista. Me gusta escribir películas”. La mujer emitió un débil: “Ah” y continuó haciendo tortillas.

Yo ya estoy acostumbrado a este tipo reacciones. Ojalá sólo vinieran de señoras que venden comida, pero prácticamente cualquiera que se entera de pronto que te dedicas al cine, se te acerca con cierto entusiasmo y cuando le cuentas que no eres director, se decepciona. “¿Pero sí vas a dirigir luego, no?”

Beatriz Novaro, una de mis maestras en aquéllos primeros cursos de guión que tomé, dice en el prólogo de su libro Re-escribir el guión cinematográfico: “El mejor guion es el que no se nota, el que entra como un guante, el que es invisible en la pantalla”. ¿Será entonces que, el guionista al igual que su guion, está destinado a desaparecer? ¡Pues eso parece!

En un mundo donde el cine es mayormente narrativo, y donde el público lo identifica como una fuente transmisora de historias, ¿por qué al guionista se le suele rechazar como autor? Un conocido director (y también guionista) me dijo un día: “El guion no es una obra terminada, es sólo transitoria. Y tampoco puede ser literatura porque es una escritura pedestre”. Cuando le conté esto a una amiga y gran guionista, le pareció horrible: “Hasta la palabra suena feo, ¡como a pedo!”. Reí mucho.

Tengo conflictos con el director que sólo piensa en lo que tiene que decir y no en lo que tiene que contar (ni el público al que se lo quiere contar). Que hacen cine sólo por autosatisfacción. O peor, que hacen cine para “demostrar” sus cualidades tras la cámara, películas absolutamente frías, desalmadas, pretenciosas. Directores que fabrican bellísimos autos, pero sin motor (algo así dijo una vez Stephen King).

La metáfora de Paula Markovitch me gusta mucho, donde la película es un viaje, el guion (bueno, el “texto para cine”) el barco y el director el capitán. Lo que dice es que aquí, no importa cuántas órdenes del capitán, si el barco está averiado, naufraga.

A veces creo que los directores se han inventado un montón de cosas en la práctica para “justificarse” como autores de la película. Que si la cámara la pongo aquí en vez de acá (cinco centímetros a la derecha), para reforzar la intención de… Que si un pequeño rayito de luz le da en el ojo izquierdo para remarcar que el personaje... Que si este lente en vez de este, para dar una sensación de… Que si en blanco y negro, o a color, o usar sólo dos colores, o tres... Que si contra-pico un poquito la toma o mejor pongo la cámara al ras de suelo y acentuar el… ¡Ojo! Todo esto es valiosísimo en el cine y absolutamente necesario, pensar en cada detalle que retrate la cámara y en cómo lo retratará. Pero todos estos ejemplos, TODOS, vienen en respuesta a esa pregunta que repetidamente se hacen los realizadores: ¿De qué va la peli? Es decir, que la forma se subordina a la narración, que primero está el guión. Primero la historia y lo demás en función de ésta. Entonces, el guionista… ¡Ah no, él sólo nos entregó una guía!

Es un tema complejo, pero antes de finalizar, recordar que aquí estoy hablando específicamente de ese “cine narrativo” por el que siento afinidad. Porque si se despierta esa legendaria discusión, y luego me empiezan a decir que no sé qué cineasta no usa guiones (y por eso el guionista puede ser autor), es cierto, pero porque la intención de dicho cineasta nunca fue usar las herramientas del cine para contar una historia. Ahí las condiciones son otras. (Y, de cualquier forma, siempre hay un guion).

Y mejor pararla aquí antes de que empiece a hablar contra los que defienden una “naturalidad” en el cine y por eso usan a no-actores y no les dan el guión a leer para obtener “sinceridad” en su trabajo. Ahí sí, rápido: el cine es ARTIFICIO, siempre. Punto.

Amigos guionistas, sé que se puede vivir en paz en este limbo, ¿pero por cuánto tiempo?


Artículo ganador del 1er. Concurso de Periodismo Guionístico en guionnews.com

miércoles, 14 de mayo de 2014

COLUMNA: Cuarón, cine y energéticos


A estas alturas todos conocemos el caso: el director de cine Alfonso Cuarón, ganador de dos óscares este año por su estupenda película “Gravity”, envió hace unos días al presidente Enrique Peña Nieto 10 preguntas sobre la próxima reforma energética con la idea de aclarar este tema a la gran mayoría de los ciudadanos mexicanos (a través de sus respuestas).

La reacción por parte de medios y población fue muy buena en un principio, hasta que poco a poco comenzaron a surgir las voces negativas. Porque sí, estamos muy acostumbrados a resaltar ese “negrito en el arroz”, porque siempre es mucho más divertido hablar mal que bien de algo o de alguien. Se siente una mayor satisfacción.

¡Ah, la deliciosa controversia! Además, así nos vemos más inteligentes, ¿no?: dudando, sospechando, desconfiando, cuestionando, condenando.

Una de las primeras opiniones contra el “atrevimiento” de Cuarón, fue la de un tal Carlos Mota en “El Financiero”. Y así como a Doña Lucha, “se me está yendo de lado la boca” nomás de recordar su columna otra vez: “Siempre me he preguntado qué tienen que hacer novelistas, cineastas, pintores, escultores, actores y poetas criticando decisiones de gobierno como si fueran expertos en los temas. No comprendo por qué tener pericia para esculpir un mármol o para plasmar un óleo sobre un lienzo habilita también al sujeto a vociferar contra el sistema económico y político.” ¡¿Pero qué está diciendo?!

Cuando lo leí, igual que algunos otros, hasta pensé que era una broma. ¿Quién puede pensar así? No sólo los novelistas, cineastas, pintores, escultores, actores y poetas pueden (y DEBEN) criticar las decisiones de nuestro gobierno en una “democracia”, sino también los periodistas, los académicos, los estudiantes, los empresarios, los médicos, las enfermeras, los blogueros, los cajeros del oxxo, las amas de casa, los “viene-viene”. TODOS. Aunque sí, es claro que la voz de la mayoría de ellos no tienen ni una milésima parte de la atención con la que cuenta hoy Alfonso Cuarón, una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time.

Presidencia publicó las esperadas respuestas a las 10 preguntas de Cuarón varias horas después, solo para despertar más interrogantes y dejar en manifiesto lo débil e inmadura que se encuentra esta reforma. Fue entonces cuando Alfonso tuvo la “insolencia” de enviar una segunda carta a Peña Nieto para invitar al debate público.

¡Jesucristo vencedor, aplaca tu ira y tu rigor! ¡¿Pero cómo se atreve?! Y así las voces en contra se multiplicaron y el efecto Carlos Cannabis se contagió como gripe en un salón de primaria. “¿Pero qué anda opinando este señor sobre hidrocarburos, si ni experto es? ¿Apoco nomás porque hace películas? ¿Y por qué a él si le contesta el presidente? ¿Debates, para qué, si ya hubo? ¡Además ni vive en el país, pa’ qué le hace a la…!”.

¡¿Es en serio?! Varios de los que hoy dicen esto son los mismos que casi lloraron cuando Cuarón no mencionó a México al ganar el Óscar. Pero ahora que nos demuestra lo mucho que le interesa nuestro país (su país), le decimos: “No, siempre ya no te queremos, ya no eres mexicano, tú vives en Londres”. De verdad no puedo creerlo.

Ese debate que propone Cuarón no es nada parecido a lo que se ha hecho hasta ahora sobre la reforma energética. ¿O no le entendieron? ¡Quizás debería empezar por explicarles “Gravity”! (pensando que, posiblemente, Alfonso tiene un severo problema para comunicar). ¿En verdad hubiéramos preferido que Cuarón nunca hubiera hecho estas preguntas? No importa si el señor es cineasta, si las preguntas las hubiera hecho cualquier otro mexicano destacado (aunque no tuviera relación alguna con la industria petrolera) se agradece. Poner estos temas sobre la mesa para su discusión pública es siempre muy valioso. Esta vez Cuarón fue ese ciudadano responsable, pero en lugar de darle las gracias, lo queremos echar abajo con un simple y burdo: “¿Y tú por qué te metes?”

El cine en nuestro país, lamentablemente, también es política. Pero de eso ya hablaremos después, y en repetidas ocasiones.

Columna para Guanajuato Informa

miércoles, 7 de mayo de 2014

COLUMNA: La vocación del cine


Alrededor de nosotros todo se mueve. El planeta en el que vivimos y el universo al que pertenece están en constante movimiento. Es por eso que, desde que el hombre prehistórico pudo plasmar en las paredes de una caverna sus hazañas, las imágenes presentaron una “intención cinemática”. Buscamos desde hace mucho tiempo representar ese movimiento en nuestras manifestaciones artísticas: la pintura, la escultura, el grabado.

Muchos años después, cuando los hermanos Lumière finalmente presentan en Paris el cinematógrafo (el 28 de diciembre de 1895), el sueño se cumplió. Imágenes capturadas de la realidad cobraban vida sobre un lienzo blanco, ¡se movían!

Quizás el primer spoiler de la historia del cine lo encontramos en el título de la primera película de estos realizadores: “La salida de los obreros de la fábrica”, con duración de 45 segundos, en la que ocurre… justamente eso. Pero no es un registro cualquiera, no se trata de una pieza documental, sino de una representación: una puesta en escena.

Los obreros salen ordenados, usando sus mejores ropas, conscientes de la presencia de la cámara. Otro famoso título-spoiler, “La llegada del tren a la estación”, dio lugar a una de las más icónicas (y divertidas) anécdotas de los orígenes del cine: el público que corrió asustado cuando vio el tren acercarse.

El cinematógrafo se popularizó rápidamente, todos querían ir a sorprenderse con el nuevo gran invento. En esta primera etapa el cine era principalmente una atracción de carnaval. Su origen es 100% popular: un espectáculo. La idea del cine como arte vino después y su concepción tiene una base esencialmente elitista: los burgueses pedían ver cine (otro cine) en los teatros, no en las ferias, no con el proletariado.

Desde su génesis y hasta la actualidad, el cine ha sido dividido en dos conceptos aparentemente opuestos: el llamado “cine de arte” frente al “cine comercial”. El público suele identificarse con uno de ellos denostando automáticamente el otro. De arte: “¡Aburrido!”; comercial: “¡Basura!”. No bastando con esto, la nociva obsesión que tenemos los humanos por clasificar le ha traído al cine un montón de apellidos más: de autor, de género, de culto, de vanguardia, independiente, serie B, experimental… etcétera.

Quizás lo único que hay que entender es que el cine son, en realidad, muchos cines.

Cada uno con sus propias ambiciones y cualidades. Persistiendo con esta idea de catalogar, hay quienes de forma más optimista dicen que sólo existen buenas películas y malas películas. El hoy famosísimo y multipremiado Alfonso Cuarón marca una diferencia entre las que son “simples películas” y lo que es “verdadero cine”. Pasolini habla del “cine de prosa” y el “cine de poesía”. Bresson defiende al “cinematógrafo” sobre el “cine” (al que considera simple teatro fotografiado). Y así nos acercamos a otra discusión que suele ponerse intensa y que revive constantemente porque nunca habrá consenso: el lugar de la narrativa en el cine… En fin, ¡no acabaríamos!

En un atrevido intento por plantear una conclusión, creo que todo radica en la HONESTIDAD. Sí, suena terriblemente cursi, pero de verdad lo pienso así. Cualquier película concebida y realizada honestamente, será siempre una gran película.

“Artística” o “palomera”, da igual. Después de todo, la única vocación real del cine es mostrar imágenes en movimiento.

Columna para Guanajuato Informa