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lunes, 16 de marzo de 2015

La importancia de un buen comienzo




En una escena de Annie Hall (1977), Alvy (el personaje interpretado por Woody Allen) se molesta con Annie (Diane Keaton) cuando ésta llega tarde a su cita en el cine. Un empleado de la sala les dice que la película lleva apenas dos minutos de iniciada, así que no está tan mal, ¿o sí? ¡Pues claro que sí! Alvy hace un berrinche porque ya es demasiado tarde pero Annie no entiende por qué tanto alboroto… ¡sólo se han perdido dos pequeñísimos minutos de la película!

Yo sí que entiendo al pobre Alvy y por eso aplaudo su decisión de irse a otro cine (aunque después deba lidiar allá con un insoportable profesor y su “vasto” conocimiento cinematográfico). Yo también soy de los que tiene que ver una película desde el minuto 0, desde los logos de entrada, si no, NO CUENTA. Cuando la hora de la función se acerca peligrosamente y yo sigo atrapado en el trayecto al cine, detesto escuchar la famosa línea: “¡Si alcanzamos! Son 10 minutos de comerciales”, pues aunque hay mucha certeza en eso (tan solo 5 de esos 10 minutos de publicidad se los chinga el Partido Verde), tengo incluso la necesidad de estar listo en mi butaca para el momento en que se apagan las luces.

Estoy seguro de que Alvy, al igual que yo, no quería perderse lo que hoy conocemos como la Imagen de Apertura gracias al famoso libro ¡Salva al gato! de Blake Snyder. Para mí es muy importante diseñar este momento con suficiente cuidado desde el guión. Se trata de la primera impresión que tendrá el público de tu película y desde ahí puedes dejar claro el género, el tono, el ritmo y el estado de ánimo en el que piensassumergir al espectador.

Dicen por ahí que tienes unas quince páginas de guión para enganchar a tu audiencia, algunos otros dicen que hasta más; incluso la cadena Cinépolis tiene su famosa Garantía en la que, si la película "garantizada” por ellos no te gusta en sus primeros 30 minutos, te regalan un boleto para otra función.

¡Pues las cosa no es así! La película debe sorprender desde el primer plano; desde la primera secuencia. Es el equivalente en la literatura a la primera frase: “En un lugar de la Mancha…”, “Vine a Comala porque…” o “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…” Estas palabras se quedan contigo para siempre, y no solo porque estuviste obligado a leerlas en la prepa.

Es una idea muy romántica, sí, pero podríamos asegurar que el cine nació con una de esas grandes e inolvidables imágenes con La llegada del tren a la estación, de los hermanos Lumière.

Igualmente, una de mis películas favoritas sorprendió al público con su imagen inicial por allá en 1977 (Qué buen año, ¿no?): en medio de un vasto mar de estrellas emerge la cálida superficie del planeta Tatooine y sus dos soles; una pequeña Nave Rebelde atraviesa el cuadro y poco después una imponente Nave Imperial la sigue, cubriendo casi por completo la pantalla... ¡WOW!

¿Y a qué voy yo con todo esto? Pues a que, estimados y estimadas lectores y lectoras, están ustedes en este momento frente a la Imagen de Apertura de nuestra Revista "Plot Point", un proyecto que emprendí junto con mis compañeros de la generación de guión “Las abuelitas” del CCC a principios de este año, y al que le hemos puesto todo nuestro esfuerzo y cariño. ¡De verdad que sí!

Hemos trabajado en este primer número consientes todo el tiempo de que se trata de la primera impresión que daremos al público. Tenemos la misión de atraparlos desde ahora, ¡no hay una segunda oportunidad!

Por ahí dicen que lo que bien empieza, bien termina. En un proyecto de esta naturaleza pensar en que “termine bien” no es precisamente lo mejor, pero sí nos gusta pensar que aquí, como en las películas “lo que bien empieza, mejor se va poniendo”. O al menos así debería de ser… Y así será, ¡se los prometo!

ABRE DE NEGROS:

INT. PLOTPOINT.MX

El guión de cine como obra terminada es el tema de portada. Divididos en 5 secciones, 22 textos originales escritos por un total de 23 colaboradores, esperan a que el lector de el primer clic y siga leyendo hasta el final.


Columna para Plot Point.

Los guiones ganadores del FICG


México es un país “festivalero”. Desde hace mucho tiempo han convivido aquíun gran número de festivales culturales, y de entre todos ellos, los que están dedicados al cine se han convertido en los grandes favoritos, por lo menos en la última década. Hoy tenemos casi un centenar de estos eventos, en distintos lugares, con distintas temáticas y para todos los gustos. Tan solo el directorio de la Red Mexicana de Festivales Cinematográficos registra actualmente un total de 80 miembros, entre festivales, muestras, foros, mercados, expos y demás proyectos dedicados a promover la cultura fílmica.

¿A qué debemos esta proliferación de festivales de cine? Pues a varias cosas: a que el cine mexicano goza hoy de un “buen estado de salud”, a que en México hay un público particularmente cinéfilo, a que los festivales se han convertido en circuitos alternativos de distribución para muchas películas y, principalmente, a que este tipo de eventos se han vuelto muy valiosos para el sector turístico de distintas entidades.

De todos estos festivales que hoy podemos encontrar, hay uno que vino primero, antes que cualquier otro y en un momento especialmente difícil para el cine nacional: Guadalajara. Nacido en 1986 como la “Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara”, el hoy llamado “Festival Internacional de Cine en Guadalajara” (FICG) acaba de concluir su edición número 30, confirmando año con año su relevancia en el circuito festivalero nacional e internacional.

Guadalajara es un festival ENORME. Presenta siempre una amplísima programación con particular atención en las actividades de industria, además de actividades formativas, un encuentro de coproducción y varias secciones oficiales y paralelas. Es por esto que el FICG finaliza siempre cada edición con un palmarés muy extenso.

Por fortuna entre tanto premio aquí no se han olvidado de distinguir con un “Mayahuel” a los mejores guiones de las películas en la competencia oficial, y con la trigésima entrega del FICG recién finalizada, es un buen momento para recordar estos guiones galardonados desde su edición número 22, celebrada en el ya lejano 2007, hasta la fecha:

22º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
Párpados azules (2007)
Guión: Carlos Contreras / Dirección: Ernesto Contreras

23º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
Mataharis (2007)
Guión: Icíar Bollaín y Tatiana Rodríguez / Dirección: Icíar Bollaín

Mejor Guión de Largometraje Mexicano de Ficción
Desierto adentro (2008)
Guión: Laura Santullo y Rodrigo Plá / Dirección: Rodrigo Plá

24º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
Retorno a Hansala (2008)
Guión: Chus Gutiérrez y Juan Carlos Rubio / Dirección: Chus Gutiérrez

Mejor Guión de Largometraje Mexicano de Ficción
Crónicas chilangas (2009)
Guión: Carlos Enderle / Dirección: Carlos Enderle

25º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
Zona sur (2009)
Guión: Juan Carlos Valdivia / Dirección: Juan Carlos Valdivia

Mejor Guión de Largometraje Mexicano de Ficción
Las buenas hierbas (2010)
Guión: María Novaro / Dirección: María Novaro

26º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
El mural (2010)
Guión: Héctor Olivera / Dirección: Héctor Olivera

Mejor Guión de Largometraje Mexicano de Ficción
Abolición de la propiedad (2011)
Guión: Jesús Magaña / Dirección: Jesús Magaña

27º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
El páramo (2011)
Guión: Jaime Osorio / Dirección: Jaime Osorio

Mejor Guión de Largometraje Mexicano de Ficción
Diente por diente (2011)
Guión: Miguel Bonilla / Dirección: Miguel Bonilla

28º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
El efecto K. El montador de Stalin (2012)
Guión: Valentí Figueres y Helena Sánchez / Dirección: Valentín Figueres

29º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
Ciencias naturales (2014)
Guión: Matías Lucchesi y Gonzalo Salaya / Dirección: Matías Lucchesi

30º FICG
Mejor Guión de Largometraje Iberoamericano de Ficción
La delgada línea amarilla (2015)
Guión: Celso García / Dirección: Celso García


Artículo para Plot Point.

lunes, 9 de marzo de 2015

Hablando de guionistas y traiciones...

Lo entiendo muy bien. Escribir como dicen, "con el estómago", es una de las sensaciones más satisfactorias que hay. Aprovechar toda esa emoción acumulada en el cuerpo, canalizarla hacia las manos y expulsar todo sobre la página en blanco. De esta actividad muchas veces salen los textos más honestos, los más vivos y los más memorables. Pero cuando la emoción dominante es tan “barata” como la rabia, el buen escritor debe aprender a controlarse, pues lo que más fácil aparece entonces son las ofensas, las agresiones o las calumnias.

Me había ido a dormir anoche con una sonrisota. En primer lugar porque, justo antes, me eché un episodio más de “Unbreakable Kimmy Schmidt”, la nueva serie de Tina Fey en Netflix; pero sobre todo, porque recién había terminado de escribir los dos textos que firmo en el primer número de nuestra nueva revista digital “Plot Point”. Además de eso, había leído ya todos los otros textos que conformarán la revista este mes (muchas plumas escriben aquí, ¡muchas!) y estaba sinceramente entusiasmado. Ofreceremos contenido de muchísima calidad a nuestros lectores, no cabe duda. Estoy muy orgulloso de este proyecto. Desperté hoy con la idea de hacerme un café, leer la obra de Chejov que analizaríamos más tarde en clase de Literatura Dramática e irme a la escuela a encontrarme allá con esos buenos amigos con los que emprendí la aventura de esta gran revista. Pero el tono del día cambió por completo.

Aarón Romera había publicado una nueva entrada en su famoso blog “El inquilino guionista”, la cual yo protagonizaba bajo el título “La traición al guionista”. No creo que haya una palabra peor con la que puedas ser relacionado. Empecé a leer. No pude acabar ni el primer párrafo la primera vez. Nunca antes había experimentado este tipo de malestar. Me afectaron mucho esas palabras, debo aceptarlo. Esas palabras escritas, evidentemente, bajo el mal consejo de la rabia. Lo malo aquí es que yo no alcanzaba (ni alcanzo aún) a entender el origen de tanto encabronamiento. No tiene ningún sentido. ¡Ninguno!

A principios del año, Aarón me llamó para platicarme de sus planes con El inquilino guionista, quería que yo fuera parte de ellos. Que juntos diéramos el siguiente paso de ese proyecto. Yo me emocioné mucho y empecé a sacar un montón de ideas. (Sí, era YO el de las ideas). Le dije que para la próxima reunión le tendría una propuesta concreta para volver El inquilino.. una página más en forma, con contenido original sobre guión. Aarón incluso me pidió que invitara a quien quisiera al proyecto, que yo mismo armara mi equipo, y pensé inmediatamente en mis compañeros de guión del CCC, mis estimadas “abuelitas”. Hablé con ellos sobre esto, lo preparamos bien y poco después nos reunimos TODOS con Aarón para presentarle la propuesta de la entonces llamada “Revista El inquilino” (éramos ocho personas ahí presentes, seis de mi equipo y dos de El inquilino…). ¡Aarón odió la idea! Dijo que no era lo que quería para su página, que él buscaba más la formación de una especie de “agencia” de noticias de guión en español, que actualizara muchísimo todos los días. Nuestra propuesta era una revista bimestral mucho más tradicional, con un tema de portada, distintas secciones, entrevistas, ensayos, crónicas, artículos de investigación, etc. Aarón dijo que era un formato “anticuado”, pero que si queríamos hacerlo nosotros, lo hiciéramos por nuestra cuenta. Y eso pasó. Habíamos invertido ya tanto tiempo en el proyecto que decidimos no botarlo y llevarlo a cabo por nuestro lado. Y así nació “Plot Point”, sin nada oculto, ni traición alguna. Los seis de mi equipo le dejamos claro a Aarón en esa misma reunión que no podíamos apoyar un proyecto de noticias de guión tan demandante como el que él buscaba en ese momento (su idea era volver guionnews.com un periódico), pues todos teníamos muchos otros compromisos, además de que seguimos en la escuela.

En ese mismo tiempo, yo me reunía con Aarón frecuentemente para trabajar con él en un guión. El origen de este guión era una sinopsis de cuatro cuartillas que él había escrito con alguien más. En algún momento del año pasado, cuando Aarón me conoció en el taller que impartió Gibrán Portela (organizado por El inquilino guionista), él me buscó para decirme que le gustaría escribir este guión conmigo, y yo acepté. En una de estas últimas reuniones que tuvimos incluso me llegó a preguntar: “¿Y sí van a hacer la revista?”, y yo, con toda la claridad del mundo le dije siempre: “SÍ”. Él lo sabía. “Plot Point” NO apareció de la nada frente a él este fin de semana.

En su entrada de blog, Aarón también menciona un guión. Esta parte es muy confusa para mí. ¡De verdad que no entiendo nada! Supongo que se refiere a ese guión en el que estábamos trabajando juntos, pero avanzamos muy poco en él, todo sobre apuntes y a nivel de argumento. Nunca llegamos a escribir siquiera un encabezado de escena. ¿Y ahora dice que me lo robé y lo vendí? O algo así, ¿no? De verdad no entiendo. Nunca he vendido un guión en mi vida, ni conozco productores, ni los he buscado (¿dónde los encuentra uno? ¿en Google Maps?), ni tengo contactos en el IMCINE, ni NADA de eso… es más, todavía desconozco todo sobre el tema ese de “cuánto cobrar por un guión”. Si realmente, después de tanto esfuerzo, lograra la producción de alguno de mis guiones, sería uno de esos que están en mi cajón, proyectos personales a los que tanto cariño les tengo y con los que siento una verdadera conexión emocional, no esa comedia extraña que escribía con él y a la que, sinceramente, todavía no le agarraba bien la onda. No soy un aprovechado ni ventajoso como me presenta ese texto. Trabajé por cinco años organizado un festival en Celaya donde nunca recibí un peso a cambio (pero sí perdí varios). Hasta la fecha no he ganado dinero como guionista. Hoy vivo aquí y como gracias al dinerito que mis papás me depositan cada semana mientras sigo en la escuela. Ahí sí que perdió la cabeza este señor, parece que no me conociera en lo absoluto, que hablara de alguien completamente diferente, alguien a quien yo tampoco conozco.

Además menciona un festival de guión que al principio también me confundió. Hasta mi segunda lectura comprendí que habla de otra cosa aquí, de otra “traición” de la que fue “víctima” el año pasado. Supuestamente yo ahí ya no pinto, pero igual me sacó de onda porque al mismo tiempo que rechazaba nuestro proyecto de revista en aquélla junta, sí se interesaba por otro que yo le presenté (ese mismo día, inmediatamente después) para una Convención de Guionistas. Este proyecto fue una idea mía que quise proponerle para sustituir su evento llamado “La noche del guión” este año y así ofrecer una experiencia más completa, más extensa y más formal. En algún momento yo decidí abandonar también este proyecto porque dentro del pequeño equipo que estaba trabajando en él se suscitaron algunos problemas que yo asumí como un mal síntoma y que terminarían por causarnos conflictos más graves en el futuro. Cuando esa vez le expresé mis dudas y dije que no continuaría (por facebook) me atacó y, aunque traté de hacerle entender mi decisión (incluso le propuse hablarlo personalmente), siguió con sus ataques, por lo que simplemente dejé de responder. Por eso dice que “desaparecí”. No es cierto. Yo aquí estoy, aquí sigo, en mi misma casa, en la misma escuela y con los mismos planes. Incluso seguía dándole “like” a algunas publicaciones suyas en El inquilino guionista, como siempre. Es increíble el daño que puede causar no responder un inbox en facebook.

Insiste también con que yo no tengo talento alguno, que vivo de absorber las ideas de los demás. ¿Por qué entonces me invitó a escribir con él y a formar parte de una nueva etapa de "El inquilino"? La verdad es que yo nunca invitaría a una persona sin aptitudes ni al menos un poquitito de talento a sumarse a alguno de mis proyectos . Es ridículo, ¿no?

Para mí ser guionista todavía sigue siendo un sueño, uno que muy probablemente termine junto con este año, cuando salga de la escuela y la ilusión desaparezca. Entonces, si se cumple eso de “origen es destino”, yo volveré a mi pueblo, y si las cosas van bien, volveré a dar clases de cine a chicos de prepa y a emborracharme de martes a sábado; si no sale tan bien, quizás aprenda a hacer gorditas de queso o cacahuates en vinagre (máximo aporte culinario de Cortazar, Gto. al mundo). Y es que no he vendido ningún guión como él dice, ni siquiera sé cómo hacerlo, me falta ese TALENTO.